miércoles 26, junio 2019

Nota de Saldo a Favor “Las malas inversiones del empresariado argentino”

Un estudio realizado a lo largo de 25 años en la Argentina, sostiene que las empresas locales se dejan seducir por tasas subsidiadas para abastecerse de infraestructura. Y que, paradójicamente, esas mismas tasas son las que, más temprano que tarde, terminarán por llevarlas a un escenario de crisis.

¿Cuáles son los errores de gestión que llevan a los empresarios industriales a cometer errores en la inversión de infraestructura con motivo de tomar crédito barato o dinero expansivo proveniente del sistema bancario nacional? Esa es la pregunta que se hizo el docente e investigador de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, Miguel Angel Marsimian, y que dio origen a su investigación.

“Son errores que siguen una estructura con respecto a los signos económicos monetarios, los cuales son una consecuencia de la expansión la gran masa de fondos. El riesgo del ciclo monetario en las expansiones se inicia con un crecimiento artificial de la infraestructura y el capital por el cual los empresarios son llevados a esas circunstancias a través de políticas macroeconómicas de dinero fácil o de tasa de interés subsidiada. Pero este auge luego termina en una recesión económica”, afirma Marsimian.

“Esto es así en forma invariable, a través de un análisis que hicimos de 25 años en la Argentina, desde 1990 hasta 2015, donde hemos visto varios ciclos de auge y de depresión económica, motivadas exclusivamente por este fenómeno monetario que induce a los empresarios a invertir en exceso en bienes de capital, lo cual constituye, de acuerdo a lo investigado, en una mala inversión y en un sobre consumo por parte de la gente”, continúa el investigador, quien es profesor de la maestría de Finanzas de Económicas de la UBA.

Para llevar a cabo su trabajo, Marsimian partió de la base teórica de la escuela austríaca y su estudió del ciclo económico monetario. “Lo que pude verificar a través de mi investigación es cómo en la Argentina se replican las consecuencias que el Dr. Roger Garrison había detectado en Alabama en la década del ’70”, explica.

En su análisis, sostiene que “estas malas inversiones llevan luego a que las empresas tengan que despedir empleados y esto termina por reducir el consumo a la etapa anterior. El auge suele durar entre tres y cinco años. Luego comienza el proceso inflacionario a equilibrar las variables económicas, se ameseta la situación y, por último, empieza levemente la caída. También en esta etapa se da el ahorro forzado, el cual realiza la gente que todavía tiene capacidad adquisitiva, pero que, por una expectativa de mayor caída, evita el consumo y, de esa manera, provoca una mayor recesión económica. Si las autoridades políticas y monetarias deciden reactivar la economía mediante una nueva emisión monetaria van a provocar un nuevo auge, más corto en el tiempo, y con una recesión más profunda en el periodo subsiguiente. Y así sucesivamente”.

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