Las múltiples formas del creer religioso entre los jóvenes argentinos

Las múltiples formas del creer religioso entre los jóvenes argentinos

Los jóvenes construyen sus propios universos religiosos, eligen en qué creer y cómo hacerlo. Lejos del preconcepto que indica que no creen en nada, hay una diversidad de credos que ocupan su atención y su tiempo. ¿Cómo se desarrollan estas prácticas? ¿Qué buscan en la religión? ¿Qué impacto tienen en las instituciones religiosas? En las próximas páginas, algunas respuestas a estos interrogantes.

| Por Fortunato Mallimaci y Mariela Mosqueira |

Reflexionar sobre los modos juveniles del creer en la Argentina actual supone un ejercicio de deconstrucción de ciertos imaginarios sociales que postulan tanto la “secularización de la juventud” como la “homogeneidad de la juventud creyente”. Con el fin de complejizar dichos postulados, presentaremos algunos resultados sobre la primera encuesta académica sobre creencias y actitudes religiosas realizada por el CEIL-CONICET.

Considerando a los residentes en la Argentina que al momento del estudio tenían entre 18 y 29 años de edad, se observa que el 85,1% afirma creer en Dios y el 71,8% se declara católico, el 17,2% indiferente, el 7,6% evangélico y el 3,3% pertenece a otras religiones. Datos que revelan porcentajes altos de creencia entre los jóvenes (una considerable identificación con las religiones consideradas “tradicionales”) junto al número más alto de “indiferentes” en el conjunto de la sociedad.

En cuanto a sus motivos de adhesión a la religión, la “transmisión familiar” se configura como la opción mayoritariamente elegida con 62,4%. Observándose también que 5 de cada 10 jóvenes afirman proceder de familias “muy” creyentes.

Por su parte, el 40% de los jóvenes argentinos afirman acudir a Dios “en momentos de sufrimiento” y consideran que Dios es “el creador del mundo” (32,5%), “un ser superior” (26%) o “un padre” (24,4%). Asimismo, si tuviéramos que diseñar un ranking de las creencias juveniles los primeros puestos son para Jesucristo (88,3%), el Espíritu Santo (80,8%), la Virgen María (76%), los Ángeles (75,1%) y los Santos (70%), mientras que la Energía (61,2%), el Diablo (43,6%) o la Pacha Mama (19,4%) gozan de menos confianza.

Si bien la “creencia en Dios” en los sectores juveniles alcanza altos niveles de aceptación, la relación que establecen con lo sagrado es diversa y flexible: 6 de cada 10 afirmaron vincularse con lo trascendental “por su propia cuenta”, mientras que sólo un 16,8% se relaciona a través de una institución religiosa. Este tipo de vivencia religiosa alejada de la esfera institucional se replica en la asistencia juvenil a las ceremonias de culto y en la frecuencia de consulta a “especialistas religiosos” o sea sacerdotes, religiosas o pastores: el 16,6% de los jóvenes concurre a ceremonias al menos una vez por semana y el 21,9% consulta frecuentemente a líderes religiosos. Es preciso destacar, no obstante, que estas tendencias presentan variaciones según confesión religiosa, destacándose que en los jóvenes evangélicos la relación institucional con Dios salta a 33,5%, la asistencia semanal a los cultos sube a 48,3% y la consulta frecuente a pastores se eleva a 41,8%. Lo cual configura un perfil de alta adhesión e identidad en esa feligresía juvenil.

Respecto de las prácticas religiosas juveniles, se observa que las más elegidas son aquellas actividades desarrolladas en el ámbito de lo privado como: rezar en la casa (69,4%), consumir libros o programas de TV/radio con contenido religioso (52%) y leer la Biblia (36,2%). Es preciso destacar que estamos frente a un amplio y complejo proceso de individuación y de cuentapropismo del creer. Asistimos a un continuum que diferencia poco lo público y lo privado, presente en toda la estructura etaria, que toma carices novedosos entre los jóvenes. El espacio de los consumos culturales y las redes sociales virtuales es uno de los ámbitos donde construyen sus subjetividades, sociabilidades y sus formas de creer.

Nuestras investigaciones cualitativas en el ámbito juvenil evangélico –donde estos consumos son más intensos ascendiendo 10 puntos porcentuales– nos han permitido cartografiar distintos circuitos de consumo y producción cultural en el ámbito latinoamericano, siendo los más destacados: el mundo editorial y el musical. Una infinidad de libros, programas de radio y TV, revistas, páginas web, blogs y estrellas de rock, constituyen importantes arenas de consumo a través del cual los jóvenes cristianos vivencian su fe desde su condición etaria. Estos modos juveniles del creer, donde el recurso a las tecnologías, los medios de comunicación y la industria cultural supone una de sus tantas aristas, plantea desafíos a las instituciones religiosas que, ávidas de retener y/o conquistar a las nuevas generaciones, necesitan ecualizar sus discursos y espacios de socialización. De este modo –por citar solo algunos ejemplos del mundo evangélico– aparecen “pastores para jóvenes” como Dante Gebel que desde su sitio web invita a seguir sus prédicas online y a “recibir la palabra de Dios” a través de Twitter o Facebook. También emergen portales como www.godtube.com en el que se pueden ver videos de bandas de rock cristiano o www.especialidadesjuveniles.com, donde se ofrecen diversos recursos virtuales de capacitación para aquellos “líderes” que “pastorean” jóvenes.

A la luz de estos datos, se configura entonces una triple dinámica en la experiencia religiosa juvenil que combina mayoritariamente altos niveles de creencia con una toma de distancia institucional e individuación del creer junto a una comunitarización de los más identitarios. En este contexto, la dimensión subjetiva adquiere una gran centralidad pues los jóvenes construyen sus propios universos religiosos “a su manera” y desde diversas fuentes de sentido.

En sintonía con esta tendencia, se detectan matices interesantes en las posiciones adoptadas por los jóvenes creyentes respecto de la moral sexual que sugieren un cuestionamiento a los postulados doctrinales sostenidos por las jerarquías religiosas.

En la Argentina, desde la apertura democrática y frente a la creciente legitimidad que fueron adquiriendo las demandas de los movimientos feministas y por la diversidad sexual, las instituciones religiosas (especialmente católicas y evangélicas) han intensificado su intervención en los debates sobre sexualidad y reproducción, manifestando públicamente sus posiciones oficiales en torno a cuestiones como el aborto, la homosexualidad, las relaciones prematrimoniales, los métodos anticonceptivos y la educación sexual en las escuelas. Centrándonos en los datos que arroja la encuesta, notamos variaciones interesantes en la población joven.

En principio, la anticoncepción es ampliamente aceptada entre los jóvenes: 9 de cada 10 se manifiestan “muy de acuerdo” con la participación del Estado en la prevención del VIH/sida, las enfermedades de transmisión sexual y en el control de la natalidad. Es más, 8 de 10 jóvenes católicos y 7 de 10 evangélicos consideran que el uso de anticonceptivos no resulta incompatible con su “deber ser” religioso.

Esta postura se intensifica cuando se les pregunta por las opiniones que consideran válidas para orientar al Estado en las decisiones sobre el uso de anticonceptivos y el control de la natalidad. Tanto para jóvenes católicos (61,1%) como para evangélicos (41,7%), los derechos de los individuos se colocan en primer lugar; luego los planteos médicos y científicos (con un 30,5% y un 38,1%, respectivamente) y en tercer lugar, la opinión de obispos y pastores (con un 4,1% y 11,1%).

Como se desprende de los datos, la mayoría de los jóvenes reclaman para sí el derecho a la libertad de conciencia y decisión en lo que respecta a su vida sexual y es por ello que la voz de los especialistas religiosos sobre estas cuestiones cuenta con una legitimidad muy baja en esta franja etaria.

En la misma línea, una abrumadora mayoría considera que la escuela es un lugar legítimo para la enseñanza de educación sexual. El total de jóvenes que se manifiestan “muy de acuerdo” y “algo de acuerdo” suma un 96,2%. Esta postura sube 2,2 puntos porcentuales entre los católicos y entre los evangélicos baja levemente a 81,6 por ciento.

Esta distancia que sostienen con los principios dogmáticos se pone de relieve al ser consultados por las relaciones sexuales antes del matrimonio: 9 de cada 10 jóvenes católicos consideran que el sexo prematrimonial es una experiencia positiva. En cambio, entre los evangélicos esta tendencia baja al 53,5%, lo cual revela el intenso trabajo que despliegan las instituciones evangélicas en torno a estas cuestiones sobre su feligresía juvenil.

Finalmente, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la legalización del aborto se configuran en las dos temáticas más combatidas por el activismo religioso en la arena pública. En la Argentina, tanto la Iglesia Católica como las iglesias y federaciones evangélicas han logrado converger fuerzas, encauzar acciones conjuntas y hasta sellar alianzas frente a estos tópicos en el seno de la sociedad civil y también en la sociedad política y el Estado.

Al mismo tiempo las posturas de colaborar en la lucha contra la pobreza, la indigencia, por un trabajo digno y la participación en la implementación de políticas sociales gubernamentales siguen siendo temáticas desarrolladas por los grupos religiosos y cuentan con amplio apoyo juvenil. Aquí también se fortalecen sociabilidades y subjetividades de largo plazo. Frente a un sentido común dominante que cree lo contrario, afirmamos que la inserción política con sus múltiples formas y acentos no está ajena en estos grupos juveniles. Nuestras investigaciones en el Programa Sociedad, Cultura y Religión del CEIL/CONICET (http://www.ceil-conicet.gov.ar/investigacion/sociedad-cultura-y-religion) nos muestran que se desarrollan en ámbitos del oficialismo como de la oposición.

Ahora bien, si nos centramos en la opinión de los jóvenes católicos y evangélicos frente a estos temas, nos encontramos con matices interesantes, que ponen nuevamente en cuestión la posición adoptada por las cúpulas religiosas.

Ante la frase “la homosexualidad es una enfermedad”, el 54,4% declaró estar “en desacuerdo”, el 16% “algo de acuerdo” y el 21,8% “muy de acuerdo”. Según confesión religiosa, estas respuestas registran que entre los católicos se mantienen las tendencias, pero entre los evangélicos el porcentaje de desacuerdo disminuye al 39,3% revelando nuevamente mayor alineación con las posturas evangélicas oficiales.

Respecto de la cuestión del aborto, se observa que el 16,1% de los jóvenes argentinos considera que la “mujer debe tener derecho a un aborto siempre que así lo decida”, el 64,7% sostiene que “el aborto debe estar permitido en algunas circunstancias (casos de violación, malformación del feto o riesgo de vida de la madre)” y el 16,1% afirma que “el aborto debe estar prohibido en todos los casos”. Estos porcentajes varían según religión, registrándose un incremento entre los jóvenes católicos de 10 puntos porcentuales en la respuesta que acepta el aborto en “algunas circunstancias” y, entre los evangélicos, se observa un ascenso al 41,3% en la opinión que afirma la prohibición del aborto en todos los casos.

Estos datos ponen de relieve los múltiples anclajes y conflictos con las autoridades religiosas legítimas que adopta la postura en torno a la sexualidad y la reproducción en los sectores juveniles de la sociedad argentina. Las posiciones de la feligresía juvenil frente a estos temas tienden a distanciarse de los principios doctrinarios incluso en aquellos puntos neurálgicos (como el aborto o la homosexualidad) donde el discurso oficial supone que, en términos religiosos, no deberían suscitar polémicas, ni posturas intermedias al interior de la comunidad de fe que representan.

Autorxs


Fortunato Mallimaci:

CEIL-CONICET.

Mariela Mosqueira:
Doctora en Ciencias Sociales. Investigadora del CEIL-CONICET. Docente UBA y USAL. Codirectora del GEIRS – Análisis reticular en Ciencias Sociales.