EDUCACIÓN FINANCIERA E INVERSIONES: UN CAMINO HACIA LA INDEPENDENCIA ECONÓMICA
Mi nombre es María Agustina Marante, tengo 38 años y soy licenciada en economía. Desde que me gradué en 2013, he tenido la oportunidad de ejercer como docente e investigadora, así como de asesorar a empresas y personas en cuestiones financieras. Además, he emprendido un proyecto gastronómico que complementa mi carrera profesional. Esta experiencia me ha permitido observar de cerca la importancia de la educación financiera, especialmente para los jóvenes de 20 a 35 años, un grupo que enfrenta desafíos únicos en un mundo económico cada vez más complejo.
La educación financiera no es solo un lujo, sino una necesidad en el contexto actual. La falta de conocimiento en finanzas puede llevar a decisiones erróneas que afecten nuestra estabilidad económica a largo plazo. Es crucial que los jóvenes comprendan conceptos básicos como el ahorro, la inversión y la planificación financiera. Estos conocimientos no solo nos permiten manejar mejor nuestros recursos, sino que también fomentan la independencia económica.
Desde mi experiencia en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, donde me formé, he aprendido que la educación es la base para construir un futuro financiero sólido. Las herramientas que adquirí durante la carrera han sido fundamentales para entender la dinámica económica y financiera del país. La UBA me brindó no solo conocimientos teóricos, sino también habilidades prácticas que utilizo diariamente en mi labor como asesora. La formación integral que ofrece esta institución es invaluable, especialmente en un contexto como el argentino, donde el entorno económico es tan cambiante.
Una de las lecciones más importantes que he aprendido es que invertir no es solo para quienes tienen grandes sumas de dinero. A menudo, creemos que la inversión es un ámbito exclusivo para unos pocos, pero la realidad es que todos podemos y debemos invertir, incluso con pequeñas sumas. La clave es comenzar y aprender en el proceso. Existen diversas herramientas, como los fondos comunes de inversión o las cuentas de ahorro con intereses, que permiten a los jóvenes empezar a construir su futuro financiero sin necesidad de grandes capitales iniciales.
Es vital que los jóvenes se sientan empoderados para tomar decisiones informadas sobre su dinero. La educación financiera debe ser un tema recurrente en las conversaciones familiares y en los espacios educativos. Los jóvenes que comprenden la importancia de la educación financiera tienen más probabilidades de evitar deudas innecesarias y de aprovechar las oportunidades que se les presenten.
Mi experiencia como emprendedora me ha enseñado que la planificación y la inversión son esenciales no solo para el crecimiento de un negocio, sino también para el crecimiento personal y profesional. Aprender a gestionar mis finanzas ha sido crucial para tomar decisiones estratégicas en mi emprendimiento gastronómico. Las herramientas adquiridas en la UBA han sido clave para entender los costos, la inversión y la proyección de mi negocio.
En conclusión, la educación financiera es una inversión en nuestro futuro. Como economista y educadora, me siento motivada a transmitir la importancia de esta formación a las nuevas generaciones. Invertir en conocimiento es tan importante como invertir dinero. Animo a todos los jóvenes a buscar información, formarse y, sobre todo, a tomar el control de su vida financiera.
Recordemos que la independencia económica es un camino, y cada paso que damos en el aprendizaje y la inversión nos acerca un poco más a nuestras metas.
Lic. María Agustina Marante
Profesional independiente
Docente FCE-UBA