HABLAR NO ALCANZA, HABLAR BIEN TAMPOCO.

Hablar en público es uno de los mayores temores del ser humano. 

En encuestas internacionales, supera incluso al miedo a volar o a la muerte. El 75 % de las personas experimentan ansiedad al hablar frente a una audiencia, lo que convierte a esta situación en una de las inquietudes más comunes a nivel global. 

Pero lo que realmente nos paraliza no es el error. Fracasar no es equivocarse: fracasar es no planificar.

La oratoria no es un don ni un talento reservado a unos pocos carismáticos. La oratoria es una estrategia. Una estructura pensada con anticipación que incluye preparación técnica, diseño de mensaje, entrenamiento de voz y cuerpo, pausas, silencios, imagen y sobre todo, autogestión emocional. Porque no se trata solo de lo que decimos, el mejor orador no es el que más habla, sino el que mejor sabe escuchar y observar, capaz de leer en tiempo real lo que está pasando en la audiencia.

Mi interés por la comunicación nació en contextos donde las palabras construyen diplomacia, negociación y decisiones políticas. 

Viví en varios países, participé de entornos multiculturales y fui testigo del poder que tiene una intervención precisa en el momento justo. 

Desde entonces, comprendí que comunicar es también una forma de liderar, de influir, de generar oportunidades. 

Que no alcanza con tener buenas ideas si no sabemos cómo transmitirlas.

Estudiar en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA me dio la base estructural para pensar cada presentación, cada intervención, cada formación como un proyecto. La materia Oratoria, la Diplomatura en Oratoria y Marketing Personal y la Maestría en Gestión de la Comunicación Organizacional Estratégica son tres espacios fundamentales donde se entrenan hoy las habilidades esenciales más buscadas del siglo XXI: claridad, conexión y persuasión. 

En tiempos donde todo se grita, las voces que dejan huella son las que construyen sentido.

Estos son algunos principios que sostengo y desarrollo en El manual del orador exitoso, mi primer libro (que aparecerá pronto):

La oratoria es una arquitectura: no se improvisa, se diseña.  

Para hablar 10, hay que estudiar 100. 

Conocer a fondo los contenidos, te da seguridad.

Persuadir no es manipular. Es seducir con argumentos.  

La emoción no se evita, se canaliza. Sentir no te debilita, te conecta. 

Comunicar es crear un espacio: el que escucha tiene que querer escuchar.

No es tu ego el que habla, es tu propósito, tu pasión.

Ser genuino, convence. No copies, no pierdas tu esencia.

El co-autor de tu exposición oral es tu audiencia.

Decidir qué decir, cómo, cuándo y a quién es clave. Pensá estratégicamente antes de hablar. 

Y lo más importante; en oratoria, menos es más.

Hoy trabajo formando oradores, docentes, profesionales y líderes. Capacito equipos, doy clases en el nivel universitario, y acompaño procesos donde la palabra se convierte en acción. Pero sobre todo, sostengo algo que aprendí en cada charla, en cada escenario, en cada conversación que cambió una relación: comunicar bien no es opcional, es esencial. 

Y vos, ¿tenés un plan para lo que vas a decir cuando más te importe que te escuchen?


Carolina Ades
Directora académica de la Maestría en Gestión de la Comunicación Organizacional Estratégica (ENAP, FCE – UBA). Especialista en oratoria, comunicación estratégica y formación profesional. Creadora de la Diplomatura Universitaria Superior en Oratoria y Gestión de la Comunicación Profesional (UBA) y de la Diplomatura en Oratoria y Marca Personal para FCE UBA.Con una sólida trayectoria internacional, ha representado a la Argentina en espacios diplomáticos y académicos, y ha desarrollado proyectos de formación en América Latina y Europa.
Docente e investigadora en temas vinculados a la comunicación, la persuasión y el diseño pedagógico innovador.