LOS NUEVOS DESAFÍOS DE LOS PROFESIONALES EN CIENCIAS ECONÓMICAS ANTE EL CAMBIO TECNOLÓGICO
Los profesionales en Ciencias Económicas nos enfrentamos a nuevos y grandes desafíos ante una revolución tecnológica que no frena su marcha. Incluso observamos cómo estos cambios de paradigmas se suceden a pasos agigantados en los distintos ámbitos. Tanto en el plano personal como profesional y laboral, nos encontramos en la necesidad de desaprender conceptos y aprender nuevos conocimientos en forma permanente. El cambio es una constante en nuestro quehacer diario.
A la vez, vivimos inmersos en una realidad política y económica extremadamente dinámica. Nuestro sistema tributario es un complejo entramado de cientos de impuestos y miles de normas que cambian constantemente.
Todo ello, nos interpela a ser protagonistas de las transformaciones digitales y a asumir los importantes desafíos que se nos presentan, como una oportunidad estratégica. La curiosidad por “lo nuevo”, la avidez de continuar interiorizando contenidos y habilidades, y nuestra capacidad de adaptación a entornos dinámicos son elementos determinantes para que la integración a la realidad social, cultural y económica resulte de forma positiva.
Tenemos que ser conscientes que, ante cada situación económica nueva, cada cambio de regulación, cada avance tecnológico, descubrimiento o desarrollo, se generan nuevas oportunidades. Esto es así, ya que surgen nuevas necesidades, nuevos productos, nuevos servicios y desafíos.
La automatización de los procesos y la incidencia cada vez mayor de la inteligencia artificial en muchas de las tareas que desarrollamos, podría interpretarse como una amenaza concreta para nuestro futuro profesional. Son varios los artículos periodísticos que refieren sobre esto.
Sin embargo, en mi opinión personal, no solo es una realidad para nuestras profesiones sino para el mundo organizacional en general. Por ello, debemos apuntar a lograr una alianza estratégica con la tecnología y adaptarnos a los cambios continuos. Los espacios que van surgiendo ante los nuevos desarrollos de la ciencia y la tecnología deben ser ocupados por los profesionales en Ciencias Económicas. De lo contrario, estas oportunidades laborales serán aprovechadas por profesionales de otras áreas.
Un reciente estudio de la Universidad de Oxford (Melamed, 2023) proyecta qué riesgos tiene cada profesión de ser automatizada:
- -Actuarios – 20,6%
- -Economistas – 42,9%
- -Analistas financieros – 23,3%
- -Gerente financiero – 6,9%
- -Contadores y auditores – 93,5%
- -Preparadores de impuestos – 98,7 %
Una rápida conclusión respecto a estos datos es: que nos deja en claro que la inteligencia artificial posee una gran capacidad para la recopilación de datos, así como una velocidad de procesamiento que supera al humano.
Con Inteligencia artificial (IA) podemos analizar grandes volúmenes de datos en poco tiempo, desde la Big Data, prever comportamientos futuros en la economía y con la Blockchain, crear libros contables seguros e inmutables.
En ese aspecto, podemos citar el caso de la ex Administración Federal de Ingresos Públicos, hoy ARCA, que incorporó la IA para detectar distintas irregularidades en los pagos de impuestos.
Por eso insisto en que toda tecnología requiere de nuestra mirada, contexto y creatividad para desarrollar todo su potencial; no reemplaza la mente del individuo, sino que la complementa.
La clave está en poder utilizar la tecnología a nuestro favor, emplear los recursos disponibles para optimizar nuestra capacidad cognitiva y que se traslade a mejores resultados personales y profesionales. La automatización de tareas rutinarias nos concederá mayor tiempo libre para explorar el intelecto y agregarle valor diferencial para destacarnos y posicionarnos mejor.
Este escenario nos impone una formación profesional constante. Uno debe seguir capacitándose permanentemente. Esto es así, ya que el proceso de aprendizaje se retroalimenta ante los continuos cambios.
Entonces, es necesario que desarrollemos nuestras competencias y habilidades que nos permitan dominar tecnologías como softwares avanzados y, a la vez, profundizar nuestro pensamiento crítico, creativo y la comunicación interpersonal.
La adaptación al cambio, ser flexibles ante nuevos roles y herramientas, y tener una mentalidad abierta para anticiparse a las tendencias son características necesarias para liderar en esta etapa.
Los nuevos desafíos son permanentes y nos obligan a estar a la altura de los mismos para brindar un servicio de calidad y excelencia. Aunque suene redundante, toda unidad económica requiere de un profesional de Ciencias Económicas. Por lo tanto, debemos –y estamos obligados- a aprovechar esta oportunidad.
Hay un aspecto que es diferencial y que no nos puede brindar ninguna IA que es el desafío ético que se nos presenta ante este panorama. Uno de los valores agregados que debemos ponderar como profesionales es ser una garantía de confianza, transparencia e integridad en nuestro trabajo.
Siendo más específica al respecto, me refiero a la protección y privacidad de datos, ser supervisores permanentes que eviten sesgos en los algoritmos en los desarrollos de las IA, y gestionar una transición tecnológica que no deshumanice nuestro trabajo.
Aunque tampoco debemos perder el foco en que nuestra labor como profesionales en Ciencias Económicas excede lo que es el manejo de las herramientas tecnológicas. Nuestra tarea tiene que ver con los conocimientos técnicos y académicos que sirven de sustento a la tecnología. Ese es el cambio de paradigma al que debemos llevar nuestras profesiones. Convertirnos en asesores estratégicos.
Uno de los roles que cumplimos es que somos los principales asesores de las empresas y muchas de las compañías son de base tecnológica. Somos un aliado esencial de cualquier organización. Ningún emprendimiento ni negocio puede crecer sin el asesoramiento de un profesional en Ciencias Económicas. Esto tiene que verse como una inversión y no un costo porque estamos para acompañar, asesorar y hacer crecer las organizaciones.
En esta etapa signada por la búsqueda de la automatización, la función de nuestra profesión como Contadores Públicos, Licenciados en Administración, Licenciados en Economía y Actuarios, se debe basar en el aporte estratégico y la interpretación de la información que las nuevas tecnologías producen en gran escala, poniendo el foco en la toma de decisiones y en el cumplimiento de las normativas que establecen las autoridades regulatorias.
Hay diferentes áreas que abarcan nuestras disciplinas que sirven para ejemplificar cómo ampliamos nuestras incumbencias en esta etapa de revolución tecnológica. En las nuevas tendencias en finanzas, relacionadas a fintech y criptoactivos, los servicios de consultoría son un soporte fundamental. O el caso de la economía del conocimiento y startups, en lo que concierne a los nuevos horizontes que se abren en el asesoramiento en evaluación económica y financiera, y consultoría en modelo de negocios innovadores.
Estos ejemplos mencionados se cristalizan en el lugar que ocupa la Facultad de Ciencias Económicas en sus áreas de Graduados y Posgrado, y el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires a la hora de inspirar conductas y principios de nuestros asociados. La capacitación es un eje nodal de estas Instituciones, junto al asesoramiento y la vinculación con las normas éticas en lo que tiene que ver con la implementación de programas de compliance, prevención de lavado de dinero y auditorías de cumplimiento, entre otros ítems.
Los desafíos que enfrentan las personas hoy en día son tan grandes como atractivos. Nosotros estamos en el presente, pero no podemos descuidar lo que vendrá y debemos proyectarnos hacia el futuro; y el futuro es tecnológico. Los negocios del mañana, sus clientes y las iniciativas que aún no salieron a la luz, pero ya vendrán, necesitarán de nuestro valor.
¿Y para eso qué necesitamos? Capacitarnos, actualizarnos, aprender, ser curiosos y animarnos a descubrir este mundo nuevo que avanza muchísimo todos los días, y que nos necesitará como protagonistas y agentes de cambio.
Gabriela Verónica Russo
Presidenta del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Contadora Pública y Licenciada de Administración UBA. Magister en Gestión Pública y Desarrollo Gubernamental FCE UBA.
Profesora de la Universidad de Buenos Aires. Administración Pública y Actuación Profesional Judicial.
Socia fundadora Estudio “Gabriela Russo y Asociados”
Conferencista Nacional e Internacional.