La micro de la economía popular (EP): capacidad de trabajo e ingresos en casos seleccionados

La micro de la economía popular (EP): capacidad de trabajo e ingresos en casos seleccionados

El origen de las organizaciones de la economía popular se encuentra en la masa de trabajadores que no son absorbidos por el mercado laboral y deben crearse una forma de sobrevivir. Los trabajos que realizan son de poca complejidad y no alcanzan para complejizar la economía ni dar una solución estable a sus miembros. Por eso es fundamental una intervención activa del Estado para que los proteja.

| Por Patricio Narodowski |

Estas reflexiones son parte de un artículo más amplio, “Economía Popular: Una estrategia para sostener la actual alianza política y profundizar el cambio estructural”, Revista Realidad Económica Nº 279, noviembre 2013.

La economía popular bajo análisis

En estas líneas se plantea analizar las características productivas y los resultados monetarios de casos escogidos de la economía de los sectores populares, especialmente de experiencias colectivas.

Nos interesa analizar el entramado de actores y actividades mediante las cuales los sectores populares buscan sobreponerse dentro de un contexto cada vez más globalizado, con un mayor segmento de población empobrecida. Es decir que nos vamos a centrar en los segmentos sociales que se ganan la vida sin patrón, y que no logran formar parte de las lógicas de producción y acumulación de capital y reparto del sistema.

La principal causa de la existencia de este segmento poblacional se puede encontrar en el proceso mundial de “desproletarización”, por el cual grandes masas de trabajadores no son absorbidas por el mercado laboral, y entonces deben crearse una forma de sobrevivir, realizando trabajos de poca complejidad. Este es un proceso estructural, de escala mundial, que genera siempre más pobres y que hace ilusorio cualquier proyecto de incorporación de estos sectores a la lógica del mercado si no es en base a la autoexplotación; es notorio cómo fracasan los proyectos que se proponen aumentar la productividad en base a la eficiencia, o al incremento del valor agregado.

De aquí se desprende que sin la intervención activa del Estado, la economía popular (EP) seguirá siendo un subsistema precario, inestable. Por eso se propone que mientras se estimula el aumento de la complejidad general, se busque eliminar rentas especulativas de los otros subsistemas de la economía y se garantice un sistema de empleo y previsional que asegure ingresos dignos y protección a los miembros de la EP.

En la Argentina actual el proyecto nacional ha avanzado en el sentido de lo planteado, las experiencias colectivas han aumentado notablemente, pero los límites han estado dados por los problemas estructurales que no se han podido resolver hasta ahora.

Características generales de los colectivos

El universo bajo análisis se compone, generalmente, de colectivos que no cuentan con capital y a su vez tienen dificultades para acceso al crédito, graves problemas de acceso a los recursos naturales (incluso a la tierra y el agua en el medio rural) y a los servicios públicos necesarios; dificultades para contar con tecnología y baja capacidad organizativa en el sentido de lo que la eficiencia capitalista exige, y tampoco logran reemplazar con capacidad artesanal las deficiencias mencionadas, sobre todo en los casos no urbanos en los que esto podría ser posible.

Otra característica que deben afrontar los colectivos es que al comprar los insumos necesarios para su producción, o al vender sus productos, se deben enfrentar con el mercado capitalista tradicional en inferioridad de condiciones. La problemática de los insumos es una piedra angular en este análisis. En muchos casos la influencia de los materiales requeridos para la producción es decisiva en la estructura de costos, y más aún cuando se debe interactuar con mercados oligopólicos que además no les venden directamente sino a través de intermediarios.

Siguiendo esta línea, encontramos que para poder competir tienden al ahorro en “gastos generales” y “salarios”. Estos son inferiores a los de mercado, pero como contrapartida, sugieren autoexplotación.

Los hallazgos del trabajo de campo en relación a la situación económico-productiva

En el 2012 se llevó a cabo un trabajo de campo con 65 experiencias de la EP –fundamentalmente cooperativas tradicionales, fábricas recuperadas y colectivos surgidos de las diversas políticas sociales de los últimos años–, que sirve para graficar las características de este espacio e, incluso, las diferencias existentes según sectores productivos y trayectorias. Entendemos que los sectores relevados cubren una gran diversidad de EP. La ubicación de las experiencias es variada, aunque sobresale la RMBA con un 50%, aunque si bien el análisis no puede tener el nivel de especificidad deseado, tal vez el mayor déficit es en lo relativo a la agricultura y ganadería familiar.

En cuanto a la facturación, se puede apreciar que el 88% de las experiencias vende menos de 5 millones de pesos y un 52% menos de $ 1,2 millón al año; estamos en un contexto de pequeñas escalas. Si observamos la demanda, un 39% vende su producción a pymes comercializadoras y acopiadores, por lo que deben someterse a un nivel de precios inferior; el 30% realiza la comercialización directamente al público, en barrios vulnerables y con serias dificultades para vender fuera de su radio de acción natural.

En consonancia con los bajos niveles de actividad, surge que este espacio está constituido preferentemente por colectivos de pocos miembros. En la muestra, un 58% tenía menos de 40 personas y el resto, salvo una excepción, tenía de 41 a 100 integrantes. Una realidad observada claramente es que muchos grupos han ido perdiendo niveles de actividad, lo que hace imposible sostener el número inicial de trabajadores. Es el caso de diversas fábricas recuperadas que han sido empresas mucho más grandes, que se redujeron en la crisis y sólo en los últimos años han incorporado algunos socios.

Tal vez por eso, por la comparación con la crisis, es que el 76% de las organizaciones opina que en los últimos años les fue bien, un 22% regular y sólo un 2 % que les fue mal. Pero cuando analizamos los ingresos la situación es contradictoria: en el 82% de los casos, la gente ganaba menos de $ 4.000 al mes, y casi la mitad, menos de $ 2.000; probablemente, un porcentaje de ese total realiza otra actividad productiva para completar sus ingresos. De todos modos, el dato muestra que una buena parte de la EP está por debajo de los ingresos medios de los asalariados; para ellos esta forma de vida es parte de la flexibilidad a la que se deben someter y que ya hemos mencionado.

Ese nivel de retribuciones es compatible con la baja productividad. Para conocer este dato se preguntó acerca de las cantidades producidas y se comparó este dato con las productividades medias de cada sector, exceptuando las actividades agrícolas y ganaderas y de mantenimiento de obra pública. El 87% de las experiencias no supera la productividad media del sector al que pertenece. Los colectivos con una productividad cercana a la media, declaren o no tecnología suficiente, tienen los mejores ingresos de la muestra.

Del trabajo de campo realizado surge una conclusión conceptualmente central: ni las actividades de la EP cotidiana ni los proyectos colectivos en general pueden representar un medio para complejizar la economía ni una solución estable para sus miembros: sólo queda proteger a los sectores populares, incorporándolos al aparato estatal con todos sus derechos. Se requiere un modelo que no esté orientado a la competitividad sino a la mejora del trabajo que ya se realiza en ese contexto, pero al amparo del Estado.

Autorxs


Patricio Narodowski:

Economista. Dr. en Geografía del Desarrollo. Director de la Maestría en Políticas de Desarrollo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata.