
| Por Natalia Porta López | Desde la recuperación de la democracia en 1983, la suerte de las iniciativas de promoción de la lectura como derecho fue dispar: medidas limitadas durante el gobierno de Alfonsín; ausencia total de actividades en este sentido bajo el menemismo, y profusión de programas con diversos resultados luego de la crisis de 2001 y durante el kirchnerismo. Hoy, el macrismo disfraza con marketing comunicacional la evidente tendencia al vaciamiento de estos proyectos.